MINISTERIO DE TRABAJO, EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIAL

Informe: Igualdad de Oportunidades en el Mundo Laboral, Una Cuestión Política. Diez Años de Historia de la CTIO

(Primera Parte)

El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social organizó el Informe: "Igualdad de Oportunidades en el Mundo Laboral, Una Cuestión Política. Diez Años de Historia de la CTIO" Esta documentación analiza la evolución histórica de la Comisión Tripartita de Igualdad de Trato y Oportunidades entre varones y Mujeres en el Mundo Laboral y que tiene como principales objetivos: promover la igualdad de oportunidades entre mujeres y varones, ejercer el diálogo social, y revalorizar la cultura del trabajo para posibilitar el diseño de políticas públicas democráticas y participativas a fin de lograr empleo decente con igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional.

PALABRAS PRELIMINARES

El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social desarrolló el Informe titulado: "Igualdad de Oportunidades en el Mundo Laboral, Una Cuestión Política. Diez Años de Historia de la CTIO".

Debido a la extensión de este estudio y a la importancia y necesidad de difundir la totalidad de sus contenidos, el mismo se publicará en dos ediciones. Esta versión se dedicará fundamentalmente a precisar todo lo concerniente a la presentación, introducción, principales antecedentes políticos e históricos de la Comisión Tripartita de Igualdad de Trato y Oportunidades entre Varones y Mujeres en el Mundo Laboral (CTIO), sus objetivos, principios y diversos hechos de relevancia entre 1998 y el 2002; destacándose en este contexto la Ley de Cupo Sindical Femenino.

La segunda parte de este informe (que se publicará el 21 de septiembre de 2009) se referirá a las limitaciones en el acceso de mujeres y varones al mundo laboral en igualdad de oportunidades, donde se abordarán las siguientes problemáticas: ética del cuidado, responsabilidades familiares compartidas y brecha salarial. Además, tratará todo lo vinculado a la etapa del fortalecimiento de la CTIO, a saber: el diálogo social tripartito, la recuperación de la memoria, el período del Consenso de Washington al Consenso de Quito, la federalización de las acciones, la creación de la Oficina de Asesoramiento en Violencia Laboral (OAVL), la conformación de la Coordinación de Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades en el Trabajo (CEGIOT) y las articulaciones institucionales. Finalmente, se describirán diversas reflexiones de los principales actores involucrados en la temática.

PRESENTACION

Luego de 10 años de experiencia, resulta evidente la coherencia de la Comisión Tripartita de Igualdad de Trato y Oportunidades entre Varones y Mujeres en el Mundo Laboral (CTIO), que se ha ido fortaleciendo de manera notoria desde que comenzó la gestión de gobierno. Creció en su accionar y en su representatividad, incorporando nuevos actores sociales. Se ha insertado en las provincias, como parte de la propuesta de federalización, sustentadora de la integración política del país. Así fue generando institucionalidad, creando conciencia acerca del significado de la transversalidad de género y la igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo a partir del Diálogo Social como instrumento para el ejercicio pleno de la ciudadanía.

La idea de igualdad de oportunidades que se tiene hoy tiene que ser vista como la necesidad de alcanzar igualdad de oportunidades para todos y todas. En la República Argentina hay discriminación por género, nacionalidad, edad, etcétera. En esta etapa, donde seguramente el mercado de trabajo va a volver a tener dificultades, es importante comprometerse con esta bandera y volver a ser más exigentes. Porque no se puede volver a utilizar las mismas crisis para hacerle daño al trabajo decente. Es indudable que la Argentina va a sufrir, como cualquier lugar del mundo, los aspectos negativos de una mundialización que impide que haya algún país que se salve, por lo tanto seguramente desde el punto de vista económico se tendrán algunas dificultades. Es probable que se pretenda que la crisis de los países centrales la paguen los países en situaciones emergentes, situación que puede evitarse. Seguramente será difícil, pero sería bueno -y el Poder Ejecutivo Nacional va a trabajar en eso- que la crisis la paguemos todos.

La CTIO siempre ha actuado conciente de que el principal objetivo del Poder Ejecutivo Nacional es garantizar el crecimiento económico sustentable, lo que significa incluir todos los días a argentinas y argentinos en el mercado laboral, respetando sus derechos y eliminando las inequidades. Las acciones públicas nunca -ni en tiempos de florecimiento económico, ni de crisis financieras- deben dejar de estar acompañadas por una política transversal de equidad de género e igualdad de oportunidades, evitando el argumento o la excusa de que son imposibles en los momentos críticos.

La igualdad de oportunidades debe asegurarse en democracia, sufriendo o no los efectos de cualquier crisis nacional o internacional. Se van a arriar las banderas como alguna vez se hizo, no se va a abandonar la aplicación de la perspectiva de género en las políticas laborales, retrocediendo a posiciones más conservadoras.

Se asumirá el compromiso de continuar con esta labor que comenzó hace ya una década porque sin igualdad de oportunidades no hay justicia social y sin justicia social no se puede construir una sociedad democrática.

MINISTERIO DE TRABAJO, EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIAL

INTRODUCCION

Se realiza esta publicación con motivo de cumplirse los primeros diez años de funcionamiento ininterrumpido de la CTIO, una institución de carácter colegiado, que practica el diálogo social como método y también como objetivo. En estos momentos en que se percibe que algunos sectores de la sociedad, sufren duramente la embestida de una globalización que concentra en pocas manos las riquezas de las naciones, se torna imprescindible su existencia.

Por esta razón, se torna imperioso, tanto en la República Argentina como en el resto de la región, fortalecer y, en algunos casos, reestablecer valores éticos y de solidaridad, poniendo a trabajadores y trabajadoras en el centro de las políticas públicas. No ha sido poca cosa sostener y dar continuidad a varias instituciones, agrupadas en un cuerpo tripartito integrado por los actores sociales y el Estado, sin otro objetivo que lograr el bien común, impulsando el empleo, la cultura del trabajo y la igualdad de oportunidades para todas y para todos, y todo ello atravesado por la perspectiva de género.

El proceso que se inició en el año 1998, y que continúa a la fecha, no avanza por impulsos individuales. Como decía el escritor Germán Oesterheld, en la CTIO se cree en el héroe colectivo. Así como nuestra sociedad ha conocido en las últimas décadas períodos difíciles, en los que el neoliberalismo imperante en los años ‘90 pretendió hacer creer en la teoría del derrame para solucionar los problemas de la pobreza, de igual modo la CTIO -cuerpo vivo y dinámico, rico en contradicciones- supo sortear enormes dificultades, que se agudizaron en diciembre de 2001.

La lenta recuperación de la sociedad se fue reflejando en las políticas públicas que hacen al mundo del trabajo. Así fue posible recuperar la memoria histórica de las trabajadoras y de las organizaciones de mujeres -sindicales, empresariales y sociales- que a partir de la recuperación de la democracia emergieron vitales y solidarias para hacer frente a la crisis que las afectó de manera particular. Esta publicación aspira a reconocer los esfuerzos de cientos de compañeras y compañeros que creyeron y creen en que la política sigue siendo un instrumento prioritario para transformar la sociedad. En los últimos cinco años se ha podido avanzar en el cumplimiento del mandato desde cuando se firmó el segundo acuerdo tripartito en el año 2003, por el cual se integraron nuestras instituciones y se impulsó la creación de las CTIO provinciales, cumpliendo así con lo establecido en nuestra Constitución, una Constitución federal, que va unida a un modelo de Nación justa, libre y democrática.

Cada 8 de marzo se rinde homenaje a quienes siempre estuvieron, al sostener públicamente que se cree en el valor de la memoria, en el reconocimiento de la lucha mantenida por los pueblos. Se visualiza la violencia laboral como problemática a abordar, en tanto manifestación de poderes desiguales, y así en el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTEySS) se creó una Oficina de Violencia Laboral en el año 2007.

La necesidad de transversalizar los temas de género hacia el interior de las diferentes áreas del MTEySS llevaron a que se creara la Coordinación de Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades en el Trabajo (CEGIOT). Hoy se puede decir, humildemente, que la CTIO está integrada y es protagonista de políticas públicas emanadas de las decisiones políticas del gobierno nacional y en consecuencia apoyada por la labor conciente y perseverante del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.

En el 2002, desde el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social se logró la sanción de la Ley de Cupo Sindical, que poco a poco está consolidando su efecto, que no es otro que dar a las trabajadoras espacios de decisión en las organizaciones sindicales. En el 2007 se avanzó en la organización de las mujeres empleadoras. Trabajadoras y trabajadores informales y formales participan de la política de la CTIO, en su esfuerzo y su lucha: lograr para todas y todos trabajo decente, trabajo digno, trabajo registrado.

Es un largo camino el transitado. Aún quedan temas pendientes y se aspira como institución, como cuerpo colegiado a seguir avanzando, multiplicando los espacios, animándose a asumir nuevos desafíos.

En síntesis, a seguir bregando por la igualdad de oportunidades como una forma de profundizar la democracia y la construcción de ciudadanía.

PRESIDENCIA

DE LA COMISION TRIPARTITA DE IGUALDAD DE TRATO Y OPORTUNIDADES ENTRE VARONES Y MUJERES EN EL MUNDO LABORAL

PRINCIPALES ANTECEDENTES POLITICOS E HISTORICOS DE LA CTIO

A nivel mundial

En 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece por primera vez el principio de no discriminación por razones de sexo; este principio no había aparecido expresamente en ningún documento de nivel internacional, se consideraba suficiente la mención de la igualdad en general.

En la década del ‘50 primaba el discurso del "desarrollo", cuya idea era el crecimiento económico. En ese contexto surge la preocupación por el rol de las mujeres en relación a su contribución al desarrollo, más los análisis se basaban en el patrón androcéntrico, que evaluaba la inserción de las mujeres según ese modelo e invisibilizaba las disparidades, producto de la división sexual del trabajo.

En los años ‘60 y ‘70, con los aportes emanados de estudios acerca de la mujer, se comienzan a traer a la luz las inequidades entre mujeres y varones, reflexión que aparece en la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer (México 1975). Se sugiere que las mujeres se incorporen al mundo público, pero aún no se analizan las relaciones de poder entre mujeres y varones.

Los años ‘75 al ‘85 son declarados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) "Decenio de la Mujer".

En 1979 se produce un salto cualitativo con la aprobación de la "Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer", y se empieza a considerar la categoría de género. Al mismo tiempo se incrementan las acciones dirigidas a lograr la implementación de políticas públicas que den cumplimiento a los principios de la Convención.

A esto siguieron las Conferencias Mundiales de Copenhague (1980), Nairobi (1985), El Cairo (1994), que incluyeron los derechos de las mujeres como eje fundamental para la equidad, pero todavía las políticas eran de mero reconocimiento de derechos, sin profundas transformaciones que aseguraran la distribución igualitaria de recursos entre mujeres y varones. Una profundización fundamental se produce con la IV Conferencia Mundial de la Mujer de Beijing (1995).

Para ese momento, las mujeres ya se habían incorporado fuertemente al mercado laboral, pero no en condiciones de igualdad respecto de los varones, así como tampoco se había producido una distribución equitativa de funciones y responsabilidades en la vida privada, pues persistía el mismo modelo de división sexual del trabajo: las mujeres responsables del mundo privado (reproducción) y los varones del público (producción), ocultando la interdependencia.

En los años ‘90 se reconoce y establece que los derechos de las mujeres son derechos humanos y los temas relacionados con las inequidades empiezan a aparecer en las agendas públicas de los Estados y de los gobiernos. Se crean diferentes "Espacios de la Mujer", tales como Secretarías, Areas y Consejos.

A nivel nacional

En 1947 se promulga la Ley N° 13.010 que hace posible el voto femenino. Así, el 11 de noviembre de 1951, mediante el voto acceden al parlamento 33 mujeres.

En 1955 un nuevo golpe de Estado derroca al gobierno constitucional, y comienza el retroceso del Estado de Bienestar.

La historia de la República Argentina está plagada de golpes militares y rupturas del orden establecido. La dictadura que comenzó en 1976, con el apoyo planificado de fuerzas exteriores, sumió al país en el más oprobioso terrorismo de Estado, que fue acompañado de latrocinios, muertes, desaparición de personas y el consiguiente retroceso de la situación de bienestar que la mayoría de la población disfrutaba, junto con la intención de aniquilar los ideales que daban sustento a la justicia social.

No obstante, dentro de ese clima de terror y exterminio, un grupo de mujeres, sin más escudo que el amor a sus hijos e hijas, politizaron la maternidad e hicieron de sus pañales-pañuelos blancos las armas más poderosas para enfrentar a la dictadura: las Madres de Plaza de Mayo devinieron en símbolo universal de la dignidad de las mujeres.

En 1983 el pueblo recuperó la democracia. Entre otras urgencias, debía reestructurarse el tejido social, que fuera sistemáticamente destruido. Allí también las mujeres tuvieron un rol destacado. Surgieron las organizaciones de mujeres luchando en distintos espacios por la reinstalación de los derechos ciudadanos en sus distintas formas. Como consecuencia de ello, en esos años, a nivel estatal, se crean la Secretaría de la Mujer, el Consejo Provincial de la Mujer, y luego, en los años ’90, el Consejo Nacional de la Mujer.

A nivel de la sociedad civil, esta apertura impulsó la salida de las mujeres al mundo público con propuestas propias de su género, tales como los derechos sexuales y reproductivos, la despenalización del aborto, y comenzaron a realizarse los encuentros nacionales de mujeres.

En 1986, con el transcurrir de la recuperación democrática, la confluencia de mujeres militantes y de distintos partidos políticos derivó en la denominada "Multisectorial", organismo que planteó desde su surgimiento la defensa de los derechos de las mujeres y su integración activa a la vida laboral y política.

En los años ‘90, la instalación del modelo neoliberal, impulsor del libre mercado y del retroceso del Estado, produjo grandes diferencias económicas entre las clases sociales.

Las mujeres se insertaron fuertemente en el mercado de trabajo y, una vez más fueron una variable de ajuste, al hacerse cargo de conseguir el ingreso de sus hogares con diferentes estrategias para enfrentar la pobreza.

Esta inserción fortaleció sus capacidades de organización y liderazgo.

En 1991, se promulgó la Ley N° 24.012 de Cupo Femenino, producto de un trabajo conjunto de mujeres de todos los partidos políticos y de organizaciones sociales, que elaboraron un proyecto único que garantizara el piso mínimo de inclusión de mujeres en cargos parlamentarios.

En 1994, se reformó la Constitución Nacional, y se incluyó en el artículo 75 la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). La transversalización de la perspectiva de género como parte de las políticas se inscribe en este mandato constitucional.

A fines de los años ‘90, en un momento de aparición de importantes movimientos sociales, las mujeres, como elemento movilizador, participaron con sus propias propuestas referidas a su condición de género.

En 2001, ante la crisis institucional que se había desatado, producto de diez años de políticas neoliberales, los movimientos sociales adquirieron un rol político protagónico.

Las mujeres asumieron un lugar relevante en la organización de la protesta social y en la búsqueda de alternativas para enfrentar la pobreza.

En 2002, se promulgó la Ley N° 25.674 de Cupo Sindical Femenino.

Entre 2003 y 2007, se produjo el cambio de paradigma que devolvió al Estado su fuerte presencia, superándose así largos años de dominio del mercado.

Desde el año 2008 y hasta nuestros días, se profundizó el modelo de alto compromiso del Poder Ejecutivo Nacional respecto del trabajo digno y la igualdad de oportunidades.

ACERCA DE LA COMISION TRIPARTITA DE IGUALDAD DE TRATO Y OPORTUNIDADES ENTRE MUJERES Y VARONES EN EL MUNDO LABORAL (CTIO)

Objetivos

• Ejercer y promover el Diálogo Social como herramienta para el desarrollo y fortalecimiento de una sociedad democrática y participativa, con una economía más justa y sustentable.

• Revalorizar la cultura del trabajo para el diseño de políticas públicas a fin de lograr empleo decente con igualdad de oportunidades.

• Promover la igualdad de oportunidades entre mujeres y varones en todo el país, reconociendo su carácter federal y generando redes democráticas de interacción.

• Fortalecer la formación y organización colectiva de trabajadoras y trabajadores para mejorar sus condiciones de competencia y acceso al mundo laboral con las mismas posibilidades para todas y todos.

• Garantizar el federalismo y el respeto a las culturas y realidades locales creando Comisiones Tripartitas provinciales en todo el país.

• Crear un Consejo Federal de CTIO provinciales que brinde a los distintos actores sociales un espacio de debate y concertación social.

La CTIO se creó en el año 1998 como organismo dependiente del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, atendiendo las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), como parte de la propuesta de "Fortalecimiento de los Mecanismos Institucionales para el Diálogo Social", decisión política inscripta en el marco del impulso de políticas públicas promotoras de la equidad de género en el mundo del trabajo.

Está integrada por representantes del Estado, organizaciones de trabajadoras/es y de empleadoras/es. En cuanto al marco jurídico nacional, la creación de la CTIO se inscribe, por Acta Acuerdo N° 57, en la Constitución Nacional que consagra los derechos civiles de todos los habitantes y otorga jerarquía constitucional a la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW).

Por su parte, la Ley N° 24.576 garantiza el derecho de todas y todos las/os trabajadoras/es a la promoción profesional y a la formación en el trabajo, en condiciones igualitarias de acceso y trato. Los fundamentos ético-políticos de la CTIO se centran en el Diálogo Social como herramienta fundamental para la consecución de acciones consensuadas; el Tripartidismo y la Federalización.

Principios

Las acciones de la CTIO se centraron desde un comienzo en los principios que se detallan a continuación.

Mayor participación igualitaria

La igualdad de género en el mundo del trabajo entre mujeres y varones figura expresamente en la Constitución Nacional y la no discriminación está planteada en el artículo 81 de la Ley de Contrato de Trabajo. Destacar la base jurídica de esas demandas era una manera de darles mayor legitimidad.

Igualdad y democracia

Se planteó que no se podía construir la igualdad sin democracia, y una democracia seria no podía construirse sin la presencia de las mujeres.

Acuerdo y diálogo

Se fijó como prioridad la creación de un espacio de encuentros periódicos para promover acuerdos entre las partes. Ese espacio debía constituirse en la "Tripartita", un lugar donde los tres actores sociales –organizaciones sindicales, empresariales y Estado- pudieran acercarse, superar enfrentamientos mediante la búsqueda de objetivos comunes, y de esa manera sortear diferencias, tratando de evitar que algún interés sectorial se impusiera al interés general. Desde el Ministerio de Trabajo se brindó franco apoyo al desarrollo de la CTIO para que cumpliera cabalmente ese objetivo.

Los diez años ininterrumpidos que lleva en funciones la CTIO dan cuenta de la importancia de este organismo, creado sobre la base del Diálogo Social en el marco del ejercicio de la democracia. Es de señalar que en la CTIO han participado organizaciones con ideologías e intereses distintos, pero siempre desde el intercambio respetuoso de ideas. Constituye, por lo tanto, un espacio privilegiado para la construcción compartida de propuestas dirigidas a la definición de políticas.

El fortalecimiento de la democracia ha tenido resultantes manifiestos en el funcionamiento institucional de la CTIO, hecho exteriorizado en las propuestas para la continuidad que apuntan a profundizar los ejes temáticos que hacen a alcanzar la paridad. La creciente madurez en la interrelación ha dado lugar a propuestas y aportes para la definición de políticas públicas consensuadas por los tres sectores, donde cada uno tiene responsabilidades específicas, pero compartidas, siendo el Estado el garante intransferible del cumplimiento de los derechos.

Es imperativo analizar los cambios y permanencias producidos en las relaciones entre mujeres y varones en el mundo del trabajo a lo largo de estos años. La legislación argentina ha permitido avanzar en materia de igualdad, pero esto no siempre se correspondió con la realidad.

Los índices de pobreza, alfabetización, trabajo remunerado y no remunerado, trabajo registrado, informal, violencia laboral, representación en los espacios jerárquicos de poder gubernamentales, no gubernamentales, sindicales y empresariales siguen reproduciendo inequidades de género.

ALGUNOS HECHOS DE RELEVANCIA ENTRE 1998 Y 2002

Desde su creación, la CTIO se abocó a trabajar para promover la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo en igualdad de condiciones que los varones, transversalizando la perspectiva de género en todas las políticas públicas.

Pensar el enfoque de género en términos transversales parte de considerar que las inequidades de género devienen en exclusiones y discriminaciones injustas en los diferentes espacios sociales. Exclusiones que, junto a las de clase, etnia, edad, nacionalidad, etc., requieren de políticas integrales que atiendan las múltiples dimensiones de las problemáticas. No es posible pensar programas y proyectos de salud, educación, trabajo, desarrollo social, justicia, etcétera, sin tener en cuenta que en todos esos ámbitos la manera en que los problemas afectan a unos y otras es diferente y, por lo tanto, demandan políticas que tengan en cuenta esta complejidad.

Entre las primeras acciones llevadas a cabo por la CTIO entre 1998 y 2001, cabe destacar:

• Realización de un diagnóstico para conocer la situación laboral de las mujeres.

• Asesoramiento para la elaboración de proyectos de reformas legislativas que apuntaran al logro de una mayor equidad de género en el mundo laboral, tales como: defensa del empleo estable; protección legal para mujeres embarazadas; licencias por maternidad y paternidad; acoso sexual, entre otros.

• Organización de una campaña nacional dirigida a los sectores sindical, empresarial y gubernamental, a fin de difundir las normas nacionales e internacionales vigentes en materia de equidad; derechos en relación con las responsabilidades familiares compartidas y condiciones laborales de las mujeres.

• Impulso de un premio a las buenas prácticas destinado a empresas que hubieran incorporado mujeres en su organización y atendiendo al tipo de puestos destinados a varones y mujeres, por ejemplo: cantidad de mujeres y varones en puestos de decisión. Se realizó un relevamiento en 1.000 empresas para conocer cuáles ofrecían condiciones laborales igualitarias para mujeres y varones y premiarlas otorgándoles un certificado de calidad.

En el 2002, la CTIO impulsó una política de transversalización del enfoque de género en programas para que las mujeres se convirtieran en pequeñas emprendedoras. Para ese fin, la CTIO firmó un convenio con el Ministerio de Economía y el Ministerio de Educación, para apoyar a mujeres jefas de hogar en el desarrollo de microempresas.

A causa de la crisis económica y social que atravesaba la Argentina en 2002, se consideró propicio el momento para dar lugar a la Resolución Ministerial Nº 656/2002. La medida manifiesta la importancia de desarrollar políticas sociales destinadas a la orientación y formación profesional, el fomento del empleo intensivo, la recuperación de sectores productivos castigados por la contingencia económica y el fomento de relaciones de género más equitativas en el mercado del trabajo.

La Resolución N° 656/2002, textualmente manifiesta: "la emergencia ocupacional y social existente, impacta con especial gravedad a la población femenina de nuestro país, en orden a determinaciones de índole tradicional e históricas que las relegara a roles excluidos o desjerarquizados del mercado de trabajo formal. Que los desarrollos alcanzados por el ministerio en materia de atención de las necesidades específicas de empleo, orientación y formación profesional de las mujeres de bajos ingresos, deben fortalecer las políticas de alcance masivo orientadas a dar respuesta a la emergencia ocupacional y social, extendiendo su impacto hacia otros sectores de la población trabajadora".

El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social ratificó la Resolución N° 656/2002 por la que se implementa la transversalidad de género en las políticas públicas del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, de acuerdo a las recomendaciones de la CTIO.

Desde el punto de vista legislativo, el éxito más importante de la CTIO en este período fue la aprobación de la Ley N° 25.674 de Cupo Sindical Femenino, considerado como uno de los hechos más importantes referidos a la igualdad de oportunidades entre mujeres y varones trabajadoras y trabajadores. Posteriormente, el Decreto Reglamentario N° 514 del año 2003, estableció que todas las asociaciones sindicales debían otorgar tratamiento homogéneo a lo establecido en la Ley de Cupo Sindical para evitar posteriores impugnaciones intra sindicales y judiciales.

Para alcanzar la Reglamentación del Cupo Sindical, la CTIO organizó una campaña de sensibilización mediante publicidad en los espacios públicos, con el lema: "El trabajo es para varones y mujeres, el sindicato también".

Ley de Cupo Sindical Femenino

La Ley de Cupo sindical está incorporada a la Constitución Nacional, en su artículo 75, y en el artículo 37, en los que se menciona la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a cargos electivos y partidarios.

La Ley N° 25.674 de Cupo Sindical fija obligaciones concretas tales como:

• Cada unidad de negociación colectiva de las condiciones laborales deberá contar con la participación proporcional de mujeres delegadas, en función de la cantidad de trabajadoras de dicha rama o actividad.

• La representación femenina en los cargos electivos y representativos de las asociaciones sindicales será de un mínimo de 30 % cuando el número de mujeres alcance o supere ese porcentual sobre el total de los trabajadores.

• Cuando la cantidad de trabajadoras no alcanzare el 30 % del total de trabajadores en la rama de la actividad, el cupo para cubrir la participación femenina en las listas de candidatos y su representación en los cargos electivos y representativos de la asociación sindical será proporcional.

A pesar del gran triunfo legislativo que significó la sanción de esta Ley, es preciso seguir trabajando para que las mujeres puedan conquistar en los hechos, los espacios ganados. Desde 2000 muchas mujeres se apropiaron de espacios en sus organizaciones pero no siempre en las mismas condiciones que sus compañeros.