MINISTERIO DEL INTERIOR

SECRETARIA DE INTERIOR

DIRECCION NACIONAL DE POBLACION

Informe: "Diagnóstico de las Poblaciones de Inmigrantes en la República Argentina"

(Segunda y Ultima Parte)

La Dirección Nacional de Población del Ministerio del Interior, en el marco del Programa del Fortalecimiento de las Capacidades Institucionales del organismo, participó en la elaboración del informe: "Diagnóstico de las Poblaciones de Inmigrantes en la República Argentina". La investigación procura contribuir al conocimiento de los colectivos inmigratorios provenientes de países limítrofes y del Perú, a partir del análisis exhaustivo de las dimensiones demográficas, sociales, laborales y económicas.

PALABRAS PRELIMINARES

El Ministerio del Interior por intermedio de la Dirección Nacional de Población colaboró en la generación del documento institucional "Diagnóstico de las Poblaciones de Inmigrantes en la República Argentina".

Debido a la importancia de la problemática se considera fundamental difundir la totalidad del informe desarrollado, y teniendo en cuenta su extensión el mismo se publica en dos ediciones.

En la primera edición difundida en el Suplemento Actos de Gobierno N° 59 (el lunes 26 de octubre de 2009) se abordaron los siguientes temas: las tendencias recientes de la migración, vislumbrando la evolución de la inmigración en base a los Censos de Población, y trabajando sobre la implementación del programa de regularización migratoria "Patria Grande". Además, se destacó la distribución espacial de los inmigrantes limítrofes y del Perú; posicionándose en la concentración de los colectivos migratorios más dinámicos.

La segunda y última parte de esta nota que se publica en esta publicación describirá el análisis cualitativo y cuantitativo de las características sociodemográficas de los principales colectivos migratorios, analizándose la composición por sexo (la feminización de la inmigración), los perfiles por edad, las diferencias regionales y los perfiles educativos.

Al mismo tiempo, se explicará la participación de los inmigrantes en el mercado laboral, vinculando la inserción laboral, las condiciones de trabajo y los ingresos de los inmigrantes limítrofes y del Perú.

En este contexto, se tratará la incorporación de los inmigrantes en la sociedad argentina (condiciones de vida y acceso a servicios), donde se intentará visualizar las condiciones habitacionales (vivienda y hacinamiento), el acceso a los servicios de salud y el acceso a la educación de los niños y adolescentes. Al respecto, tendrá similar importancia exploratoria el proceso migratorio, comprendiendo los motivos de la migración, la relación con la familia y la maternidad a larga distancia.

Para culminar con el desarrollo del informe se especificará una síntesis de toda la investigación y las referencias bibliográficas enunciadas a lo largo del texto publicado en las dos ediciones.

Finalmente, es importante destacar que teniendo presente la organización del texto es necesario continuar con el sistema de numeración romano, inciado en la primera parte de esta nota.

III. LAS CARACTERISTICAS SOCIODEMOGRAFICAS DE LOS PRINCIPALES COLECTIVOS MIGRATORIOS

Composición por sexo: la feminización de la inmigración

Uno de los cambios significativos en las características de los inmigrantes de países limítrofes y del Perú en la República Argentina es la creciente participación de las mujeres.

La feminización de los flujos migratorios ha sido interpretada como parte de un proceso de cambio global que ha afectado las condiciones de vida de vastos sectores de la población en países en desarrollo (INSTRAW, 2007).

La problemática de las mujeres que migran internacionalmente, y que frecuentemente lo hacen en forma autónoma, se encuentra vinculada a las repercusiones de cambios estructurales tanto en las sociedades emisoras como en las receptoras.

En el caso de América Latina, los procesos de ajuste estructural y reestructuración económica alteraron en gran medida la capacidad de vastos sectores sociales de sobrevivir.

A lo largo de toda la región se ha incrementado la desigualdad social y en la mayoría de los países ha tenido lugar un proceso de empobrecimiento y exclusión social de los sectores más desvaforecidos.

Sin duda este proceso ha afectado las condiciones de vida de la población más vulnerable, es decir las mujeres y los niños. En este contexto, la migración en general y de las mujeres en particular puede ser entendida como una estrategia adaptativa a los cambios globales (Cerrutti, 2008).

Por otra parte, los procesos de feminización de la inmigración han sido asociados a la creciente demanda de trabajo en los países de destino (Sassen, 2004).

Algunos estudios señalan concretamente la relevancia de la demanda de empleo inmigrante en los países receptores en los sectores de servicios de cuidado (servicio doméstico, cuidado de niños y de ancianos, entre otros.; Herrera, 2005). Este aumento en la demanda de este tipo de servicios ha sido a su vez asociado con las necesidades generadas a partir de una creciente incorporación de las mujeres al mercado de trabajo.

La experiencia migratoria, las condiciones de asentamiento en la sociedad de destino y las relaciones que se mantienen con los hogares en la sociedad de origen difieren para mujeres y varones.

Las evidencias internacionales señalan que las mujeres son más proclives a permanecer en el país de destino una vez que emigraron y, entre las que envían remesas, a hacerlo con una mayor regularidad.

En la Argentina, entre 1980 y 2001, las mujeres inmigrantes han pasado de constituir el 49.7% al 54.2%.

Esta creciente representación femenina se vincula tanto con un aumento general en la proporción de mujeres en casi todos los colectivos de inmigrantes; y con el aumento de grupos migratorios en los que tradicionalmente la presencia femenina ha sido elevada, como es el caso de la migración paraguaya y la peruana (ver Gráfico 12).

El colectivo migratorio con mayor número relativo de mujeres es sin duda el peruano. En el 2001, casi seis de cada diez residentes peruanos en la Argentina son mujeres, proporción que fue creciendo a lo largo del tiempo (ver Gráfico 12). Le sigue de cerca el paraguayo, con una proporción de mujeres también cercana al 60%.

Otras evidencias indican también este proceso de feminización de los flujos migratorios. Datos de la Encuesta Complementaria de Migraciones Internacionales (ECMI 2002-2003) indican que aquellos grupos que han mostrado tener mayor dinamismo en los últimos años fueron los que más se han feminizado.

Así, por ejemplo, si bien entre los migrantes de Bolivia predomina la migración familiar, la proporción de mujeres en las cohortes migratorias (1) se ha ido incrementando.

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(1) Se utiliza el concepto de cohorte migratoria para designar a los inmigrantes que arribaron a la Argentina en un mismo período. Dado que son datos sólo recolectados en la Argentina, no incluye a los inmigrantes que retornaron en forma definitiva a su país de origen.

De hecho, de los residentes actuales en la Argentina, quienes llegaron a lo largo de los años ochenta (1980-1989) el 48.4% son mujeres, mientras que entre quienes llegaron con posterioridad dicho porcentaje es del 53.3%.

En el caso de la migración paraguaya la representación femenina en las distintas cohortes migratorias siempre superó con creces a la de los varones. Entre quienes llegaron en los años ochenta las mujeres representan el 58.8% y entre quienes arribaron durante los noventa el 57.2%.

Finalmente otra manera de evidenciar el proceso de feminización de las migraciones de Bolivia, Paraguay y del Perú es a partir de la proporción de mujeres en el stock de inmigrantes recientes, es decir entre quienes llegaron a la Argentina a partir de 1996.

El Gráfico 13 muestra un aumento significativo en el porcentaje de mujeres entre los inmigrantes recientes de los tres colectivos más dinámicos.

Los perfiles por edad

Los perfiles etáreos de los inmigrantes son bastante diferentes a los de la población nativa.

En general se afirma que los inmigrantes arriban a edades jóvenes y que entre ellos se encuentran subrepresentados tanto los niños como los adultos mayores.

Sin embargo, más allá de estos rasgos generales, los perfiles por edad de los inmigrantes dependen de otros procesos, particularmente del tiempo de residencia en el país, de la evolución de los flujos, del carácter familiar o independiente de la migración, etc.

En este sentido, aquellos colectivos más dinámicos y que se actualizan con el tiempo tenderán a tener estructuras por edad más jóvenes, mientras que contrariamente, aquellos que ya han cesado de inmigrar y no se renuevan tendrán estructuras singularmente envejecidas.

Conocer los perfiles por edad de los inmigrantes es relevante a la hora de examinar sus procesos de integración a la sociedad de destino y diseñar políticas para el mejoramiento de su situación.

En la Argentina, las estructuras por edad de los distintos colectivos de extranjeros difieren de manera significativa, fundamentalmente como resultado de la propia dinámica migratoria.

Como se dijera anteriormente, los extranjeros de ultramar se caracterizan por tener una estructura por edad más envejecida que el resto de los extranjeros y que la población nativa. Sin embargo, también existen diferencias en los perfiles por edad entre inmigrantes limítrofes y del Perú.

El Grafico 14 ilustra claramente este punto: los grupos inmigratorios más recientes y dinámicos (en términos numéricos) —como son los peruanos, bolivianos y paraguayos— son en promedio más jóvenes que aquellos inmigrantes provenientes de Chile o Uruguay (flujos que como se señalara anteriormente virtualmente se han frenado).

La proporción de niños y adolescentes hasta 14 años de edad y la de quienes tienen entre 15 y 24, son significativamente más reducidas en cualquiera de los grupos de inmigrantes que la que se detecta en la población total de la Argentina.

Es decir que, comparativamente, la presión de estos grupos sobre los servicios educativos es significativamente más baja que la población total.

En rigor la tasa de dependencia potencial es inferior en todos los grupos de inmigrantes, salvo en el caso de los inmigrantes transatlánticos.

Por otra parte, vale la pena mencionar que las proporciones de personas en edades adultas centrales (25 a 49 años de edad) son significativamente superiores entre los inmigrantes regionales que en la población total. Por ejemplo, en el caso de los peruanos dicha proporción es del doble (64.4 vs. 31.4%).

En cuanto a los efectos sobre la seguridad social, la relación entre aportantes potenciales y personas en edad de retiro es favorable a todos los inmigrantes de países limítrofes y del Perú.

En el caso de peruanos y en menor medida bolivianos, sus diferencias con la población total de la Argentina son las más pronunciadas. En cambio, aunque favorables, las diferencias son menos significativas en aquellos grupos con una larga historia inmigratoria como es el caso de los paraguayos, chilenos y uruguayos.

Las diferencias regionales

Dadas las diferentes dinámicas de los colectivos migratorios en las distintas provincias de la Argentina no sorprende que los perfiles por edad de quienes residen en distintas jurisdicciones del país también sean contrastantes (Gráficos 15 a 29).

Las migraciones que no se han renovado con nuevos inmigrantes muestran perfiles fuertemente envejecidos, mientras las que tienen mayor dinamismo y continúan aumentando en el tiempo tienen una estructura equilibrada en las edades adultas jóvenes con relativamente bajas proporciones tanto de niños como de personas en edades mayores.

Los gráficos con las pirámides por edad y sexo que se presentan a continuación así lo muestran.

Los inmigrantes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la Provincia de Buenos Aires, con la excepción de la migración uruguaya (2), presentan estructuras por edad más jóvenes que los migrantes establecidos en otras zonas del país.

Así lo ejemplifica claramente el caso de los inmigrantes del Paraguay: mientras quienes residen en las provincias fronterizas tienen pirámides por edad invertida, es decir fuertemente sesgadas en las edades adultas mayores, quienes viven en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o en la Provincia de Buenos Aires presentan pirámides con un mayor predominio en las edades adultas jóvenes.

Más concretamente, en Misiones y en Formosa la población mayor de 54 años de edad constituye el 59% y el 58% de la población de origen paraguayo, en cambio en la Provincia de Buenos Aires la proporción es de menos de la mitad, 23%, y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es de tan sólo 14%.

Otra diferencia significativa entre inmigrantes paraguayos localizados en distintas regiones de la Argentina es la del peso relativo de las mujeres.

En la región fronteriza de Misiones y de Formosa la proporción de mujeres es bastante más baja (52.1% y 54.5%, respectivamente) que en Buenos Aires, ya sea en la ciudad (64.6%) o en la provincia (57.2%).

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(2) Como ya se dijera, la inmigración uruguaya es la que ha presentado un crecimiento relativo negativo en la última década. Prácticamente el 90% de los inmigrantes de dicho origen residen en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la Provincia de Buenos Aires.

Esta marcada diferencia —particularmente en el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires— seguramente se encuentra asociada a la demanda de trabajo en cada región. Es la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lugar de residencia donde más abunda la demanda por servicio doméstico.

Algo similar ocurre en el caso de los inmigrantes bolivianos, ya que las estructuras por edad de quienes residen en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la Provincia de Buenos Aires por un lado, y las de quienes lo hacen en las provincias fronterizas de Salta y de Jujuy son también diferentes (aunque no tan contrastantes como entre inmigrantes paraguayos).

Los casos extremos se detectan entre los residentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de la Provincia de Buenos Aires y sus pares en la Provincia de Jujuy. Mientras en las primeras sólo alrededor del 15% de los inmigrantes bolivianos son mayores de 54 años, en la Provincia de Jujuy el porcentaje es casi tres veces superior (43%). En la Provincia de Salta, prácticamente un tercio de los inmigrantes de Bolivia se encuentran comprendidos en dichas edades (32.2%).

Las estructuras por edad de los inmigrantes chilenos y uruguayos residentes en las distintas provincias argentinas replican con mínimas variaciones los perfiles observados para el conjunto de los inmigrantes de ambos orígenes a nivel nacional.

En el caso de los inmigrantes chilenos, si bien en general presentan estructuras de edad envejecidas, quienes residen en la Provincia del Neuquén son los que tienen el más bajo porcentaje de personas con 55 años y más (25%) y los que viven en la Provincia del Chubut el más elevado (42%). Por otro lado la proporción de niños menores de 14 años es insignificante en todas las localizaciones (entre un 1% y un 2%).

Los inmigrantes uruguayos concentrados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la Provincia de Buenos Aires —particularmente en los partidos del Gran Buenos Aires— tienen estructuras por edad bastante similares.

El porcentaje de personas con 55 años y más es elevado (25% en la provincia y 30% en la ciudad), así como es muy baja la proporción de niños menores de 14 años.

Finalmente, los perfiles por edad y sexo de los inmigrantes peruanos expresan claramente los rasgos de esta nueva migración.

Tanto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como en la Provincia de Buenos Aires se detecta un predominio poblacional en las edades adultas jóvenes y una alta proporción de mujeres.

Mientras la proporción de adultos mayores de 55 años es la más baja entre todos los grupos examinados (4% en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 6% en la Provincia de Buenos Aires), la proporción de niños de hasta 14 años es de las más elevadas (entre el 8% y el 9%).

Por otra parte, y de manera similar a lo observado en el caso de los inmigrantes paraguayos, la proporción de mujeres en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en las edades adultas es muy significativa, llegando al 69% en el grupo de edad 45-54.

Los perfiles educativos

Al igual que lo observado en cuanto a las características demográficas, los perfiles educativos de la población extranjera en la Argentina son bastante disímiles, aún entre quienes provienen de países limítrofes o del Perú.

Al comparar el máximo nivel de instrucción formal alcanzado de la población total de la Argentina con la de los distintos colectivos migratorios, emergen dos situaciones diferenciadas, por un lado, los inmigrantes que son de países limítrofes cuentan con niveles educativos en promedio inferiores a los de la población total de la Argentina, mientras que los inmigrantes regionales no limítrofes, los inmigrantes del continente europeo y el resto de los inmigrantes poseen perfiles educativos más elevados que los del promedio nacional.

Un aspecto a destacar son los elevados niveles de educación formal alcanzados por los inmigrantes regionales de países no limítrofes ni del Perú (3) (Gráficos 30 y 31).

Entre ellos, el 35% de los varones y un 24% de las mujeres han completado estudios universitarios. Adicionalmente, un 37% de los varones y un 36% de las mujeres alcanzaron niveles terciarios o universitarios incompletos. Es altamente probable que una alta proporción de estos últimos se encuentre cursando estudios universitarios en la Argentina.

Un segundo aspecto a destacar es el de los altos niveles de educación alcanzados por los inmigrantes de origen peruano.

La proporción de inmigrantes con alguna educación terciaria o universitaria supera con creces el promedio nacional, particularmente entre los varones. En efecto, mientras el 38% de los varones peruanos alcanzaron dichos niveles, sólo el 18% de los varones residentes en la Argentina lo alcanzó.

Entre las mujeres, en cambio, las diferencias son bastante más moderadas (30% vs. 23%). Como se discutirá más adelante, los perfiles educativos de la población peruana en la Argentina no guardan relación con sus inserciones laborales, lo que podría estar sugiriendo, entre otros motivos, fuertes dificultades para poder transferir su capital humano.

Los alcances educativos de los inmigrantes de Uruguay son bastante similares a los de la población total de la Argentina.

En cambio, los perfiles educativos de inmigrantes chilenos, bolivianos y paraguayos son considerablemente más bajos; en particular en lo que hace a la proporción que no alcanzó a completar el nivel primario.

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(3) Incluye inmigrantes de los siguientes países: Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana y Venezuela. Cabe mencionar que en conjunto estos inmigrantes constituyen un grupo reducido dentro del total de inmigrantes en la Argentina.

El caso del pequeño grupo de inmigrantes brasileños es particular, ya que muestra una estructura bastante polarizada. Por un lado, la proporción de quienes alcanzaron alguna educación superior o universitaria es un poco más elevada que en la población total de la Argentina, pero por el otro, es el grupo que tiene el mayor porcentaje de personas que no alcanzaron a completar el nivel primario.

Dado que dos de los colectivos de inmigrantes tradicionales a la Argentina han continuado creciendo en los últimos años, cabe preguntarse si los alcances educativos de quienes han llegado más recientemente son diferentes.

Los gráficos 32 y 33 presentan los niveles de instrucción formal del total de inmigrantes bolivianos y paraguayos y de los inmigrantes recientes, es decir de quienes arribaron a la Argentina en alguno de los cinco años previos al censo.

Si bien se detectan algunos cambios en dirección a un mejoramiento en los alcances educativos de los inmigrantes recientes, estos son más notables en el caso de los inmigrantes provenientes de Bolivia (tanto varones como mujeres).

Entre los varones bolivianos recientes el porcentaje de quienes al menos completaron el nivel medio es del 32.4%, mientras que entre quienes arribaron a la Argentina con anterioridad es del 24.5%.

Entre las mujeres el cambio es aún más pronunciado (del 21.5% al 30.0%). En el caso de los inmigrantes provenientes del Paraguay, la mejora en los perfiles educativos no es tan notable. En efecto, la proporción de quienes al menos completaron el nivel secundario pasa del 13.9% al 16.0% en el caso de los varones y del 15.7% al 19.5% en el de las mujeres.

Es importante hacer notar que entre los jóvenes de ambos colectivos migratorios la proporción de quienes se encuentran asistiendo a algún establecimiento educativo es significativamente más baja que la que se observa para el total de población de la Argentina.

Así, como ejemplo entre los jóvenes de 14 a 19 años, es decir en las edades esperadas de asistencia al nivel medio, sólo el 56.5% de los adolescentes de origen boliviano y el 51.9% de los paraguayos se encuentra asistiendo. En cambio en la población total de la Argentina la proporción es del 72,6%.

Las diferencias en los perfiles educativos de inmigrantes residiendo en diversas provincias de la Argentina se encuentran en cierta medida afectadas por las diferencias en sus perfiles por edad. Dado que con independencia del origen las generaciones más jóvenes han adquirido mayores niveles de instrucción formal que las de mayor edad, es de esperar que las composiciones etareas de las poblaciones afecten dichos perfiles.

Por otra parte, también es de esperar que la localización geográfica guarde relación con los perfiles educativos de sus residentes. En efecto, en las zonas más desarrolladas de la Argentina, la población presenta niveles educativos más elevados.

El Cuadro 4 clasifica a los inmigrantes limítrofes y del Perú entre 18 y 64 años de edad de acuerdo a la provincia en la que residen y al máximo nivel de instrucción formal que alcanzaron.

En coincidencia con lo esperado, quienes residen en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires poseen mayores niveles educativos que sus pares de la misma nacionalidad residiendo en otras provincias.

Le siguen quienes se localizan en la Provincia de Buenos Aires y luego los de otras provincias.

A modo de ejemplo, y debido a que se trata del caso más extremo, mientras que entre los inmigrantes bolivianos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 40% alcanzó el nivel medio completo o un nivel superior, entre quienes residen en la Provincia de Jujuy dicha proporción es de tan sólo el 10%.

Los perfiles educativos de los inmigrantes paraguayos también son diferentes, mientras entre quienes residen en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sólo algo menos de dos de cada diez no alcanzaron a completar la escolaridad primaria, entre quienes viven en la Provincia de Misiones dicha proporción es más del doble y alcanza casi a la mitad de los inmigrantes (48.4%).

Este patrón de marcadas diferencias entre regiones se observa para los inmigrantes de todas las nacionalidades con la excepción de quienes provienen de Perú.

Entre estos últimos, prácticamente no se detectan diferencias en los perfiles educativos de quienes se localizan en distintas regiones de la Argentina. De hecho, en las principales zonas de residencia, las tres cuartas partes de los inmigrantes adultos por lo menos poseen el nivel medio completo.

IV. LA PARTICIPACION DE LOS INMIGRANTES EN EL MERCADO LABORAL

Las tasas de actividad

La motivación laboral es central en la migración limítrofe a la Argentina.

Entre dos tercios y tres cuartos de los varones que inmigraron a la Argentina provenientes de Bolivia, Paraguay, Uruguay y Chile declararon que se fueron de sus países por falta o problemas de trabajo (4).

Entre las mujeres, si bien las motivaciones para emigrar son más variadas, la búsqueda de alternativas laborales es también la razón predominante (5). Así, por ejemplo, más de la mitad de las migrantes paraguayas (56.8%) y casi la mitad de las migrantes bolivianas (48.3%) adujeron dicho motivo.

Es de esperar que los inmigrantes cuya principal motivación es la de obtener un empleo y una remuneración en la Argentina sean más propensos a aceptar emplearse.

Su mayor vulnerabilidad, particularmente en el caso de inmigrantes irregulares, los torna más propensos a ser menos selectivos a la hora de acceder a un empleo y a aceptar condiciones más desventajosas.

No sorprende entonces que las tasas de actividad de los migrantes sean singularmente elevadas.

El Cuadro 5 pone de manifiesto que tanto entre los varones como entre las mujeres, (particularmente en las edades más jóvenes y a partir de los 55 años de edad) las tasas de actividad son superiores entre los migrantes limítrofes que en la población total de la Argentina.

Estas diferencias pueden deberse en parte a que en el conjunto de la población argentina una proporción mayor de jóvenes se encuentre asistiendo a la educación media y superior, lo que compite con su participación económica y repercute en sus tasas de actividad comparativamente más bajas.

En el primer panel del Cuadro 5 las tasas de actividad específicas por edad de los varones de acuerdo a su país de origen indican que no hay diferencias significativas entre los grupos.

Los inmigrantes provenientes de Perú son quienes exhiben una propensión más elevada a participar en el mercado de trabajo en la mayoría de los grupos de edad, seguidos por los inmigrantes de origen uruguayo. Cabe recordar que ambos grupos son quienes poseen los perfiles educativos más elevados y que tienen una altísima concentración de su población en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la Provincia de Buenos Aires.

Entre las mujeres tampoco se detectan patrones o niveles muy diferenciados de participación de acuerdo al origen, salvo que en el total de población y al igual que los varones, las más jóvenes tienen una propensión a participar algo inferior que sus pares inmigrantes.

Sin embargo, sí existe una diferencia muy marcada entre las tasas de actividad de las mujeres de origen peruano y el resto, las cuales son singularmente elevadas. Las mujeres peruanas entre los 25 y los 49 años de edad presentan tasas de actividad que superan el 80%.

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(4) Datos de la Encuesta Complementaria de Migraciones Internacionales (ECMI 2002-2003) en base a respondentes cuya edad al momento de arribar a la Argentina fue de 15 años o más.

(5) Entre ellas es mucho más frecuente que se señale como motivo de la migración la reunificación familiar o el acompañar al adulto a cargo.

La inserción laboral

El tipo de inserción laboral de los inmigrantes limítrofes, particularmente en lo que respecta a la rama de actividad y a la calificación de la ocupación, varía de acuerdo a su origen. La distribución sectorial de los trabajadores uruguayos —tanto entre varones como entre mujeres— es más diversificada e integra sectores de la industria, el comercio y los servicios (incluyendo transporte, almacenamiento, sociales y comunales; ver Cuadro 6).

Como se señalara anteriormente este grupo reside principalmente en la Provincia de Buenos Aires, y tiene un largo tiempo de permanencia en la Argentina y cuenta con perfiles educativos más elevados que los otros grupos (exceptuando a los peruanos).

En cambio, los varones inmigrantes del Paraguay y de Bolivia se concentran en un puñado de ramas de actividad, con predominio en la construcción, industria manufacturera, comercio y servicios de reparaciones.

En estas ramas se nuclea el 63% de los trabajadores paraguayos y al 59% de los trabajadores bolivianos. Cabe mencionar que casi un cuarto adicional (23%) de los trabajadores provenientes de Bolivia realizan actividades en la agricultura (el porcentaje más elevado de todos los grupos examinados).

En cuanto a los inmigrantes chilenos, su inserción sectorial se asemeja bastante a la de los inmigrantes bolivianos. Entre ellos una importante proporción se dedica a la construcción, la industria, el comercio y los servicios de reparación (53%) y también a la agricultura y ganadería (14%).

Estas particulares formas de inserción también se expresan en diferencias en los perfiles de calificación de las ocupaciones que desarrollan los inmigrantes (Gráfico 34).

Los perfiles de los trabajadores uruguayos son bastante parecidos a los del total de trabajadores en la Argentina.

Contrariamente, los trabajadores de Bolivia y de Paraguay son quienes presentan los perfiles de calificación más bajos, aunque semejantes entre sí. Entre ellos hay un predominio absoluto de ocupaciones de calificación operativa.

Si bien la distribución de los trabajadores provenientes de Chile es bastante similar a la de estos dos últimos grupos, ellos presentan un porcentaje levemente superior de trabajadores de calificación técnica.

Vale la pena mencionar el caso de los inmigrantes peruanos y el del conjunto del resto de los inmigrantes. En el caso de los primeros tiene lugar un fenómeno muy distintivo: a pesar de que cuentan con perfiles educativos más elevados que los de la población total de la Argentina, presentan la mayor proporción de trabajadores en ocupaciones no calificadas.

Este es un fenómeno para analizar con más detalle en el futuro ya que se desconocen sus determinantes. Entre ellos pueden señalarse, discriminación por parte de empleadores, dificultades para transferir su capital humano, un alto porcentaje de inmigrantes irregulares que no pueden acceder a sectores más formalizados de la economía, o limitadas redes sociales.

El conjunto de los inmigrantes provenientes de otros países presenta los perfiles de calificación en la ocupación significativamente más altos que los trabajadores de la Argentina.

En coincidencia con sus aventajados niveles de educación formal, una alta proporción de ellos (18%) desarrolla ocupaciones de calificación profesional y un 27% adicional de carácter técnico.

Surge la pregunta sobre las condiciones de admisión de estos grupos a la Argentina, las que han contribuido sin duda a una inserción laboral mucho más exitosa.

En cuanto a la situación de las mujeres, a pesar de su creciente participación en la fuerza de trabajo se mantiene una alta concentración en un puñado de ocupaciones consideradas como "típicamente femeninas".

El fenómeno de la segregación ocupacional, que ha sido tradicionalmente vinculado con inequidades de género, es aún más significativo en el caso de las mujeres inmigrantes.

Ellas tienen un acceso mucho más limitado a las oportunidades laborales y se encuentran restringidas a un número aún más pequeño de "nichos" ocupacionales, en general de baja calificación.

Los grupos de inmigrantes que presentan la mayor concentración sectorial de trabajadoras son las peruanas seguidas de muy cerca por las paraguayas: prácticamente siete de cada diez trabajadoras entre las primeras y casi seis de cada diez entre las segundas se desempeñan en distintas variantes del servicio doméstico en hogares privados.

Vale la pena mencionar que en el total de las trabajadoras argentinas, la proporción que trabaja en el servicio doméstico es del 17.1% (que si bien es alta a nivel internacional, es significativamente inferior a las proporciones recién mencionadas).

Nuevamente llama la atención el caso de las trabajadoras peruanas debido a sus elevados perfiles de educación formal. Entre ellas es muy posible que la forma de operar de redes sociales migratorias restringidas (en las que la puerta de acceso al mercado de trabajo local sea sólo el servicio doméstico) explique gran parte de esta segregación.

Asimismo, es importante tener en cuenta otros dos factores adicionales, la alta incidencia de personas en situación de irregularidad migratoria y la abundante demanda local por este tipo de servicios (6).

Las mujeres trabajadoras de origen boliviano presentan una inserción económica en un número más amplio de sectores de actividad. Una significativa proporción de ellas se desempeña en el comercio al por menor (23%), en la industria manufacturera (14%) o en actividades agropecuarias (13%).

Si bien la información no se encuentra discriminada, las actividades que desarrollan en la industria manufacturera son fundamentalmente aquellas ligadas a la confección de vestimenta.

Posiblemente esta mayor dispersión sectorial de las trabajadoras bolivianas se vincule a su participación en actividades económicas de tipo familiar y a la mayor dispersión geográfica de este grupo de inmigrantes.

Vale la pena mencionar que para ellas el acceso al servicio doméstico es más limitado, sólo 27% trabaja en dicha ocupación. Ya sea por su propia elección, es decir por su preferencia a desarrollar otro tipo de actividades —como es el caso de comercio, de la producción frutihortícola, o en talleres de confección— o debido a la preferencia de los empleadores, el servicio doméstico no se ha constituido como un típico nicho de actividad para las trabajadoras bolivianas.

Esta mayor variedad en las actividades que desempeñan las trabajadoras bolivianas tiene su correlato en los perfiles de las calificaciones.

Como lo muestra el Gráfico 35, entre ellas la proporción de trabajadoras en actividades operativas es mayor en comparación a las trabajadoras de origen peruano y paraguayo. Entre estas últimas predominan las trabajadoras no calificadas.

Al igual que entre los varones, entre las mujeres las trabajadoras de origen uruguayo tienen una inserción sectorial y perfiles de calificación en sus ocupaciones que son bastante similares a las del total de trabajadoras en la Argentina. La principal diferencia radica en que las primeras tienen un menor acceso a ocupaciones en administración pública y servicios educativos y por ende los perfiles de calificación son algo más bajos.

Finalmente, las trabajadoras de origen chileno tienen una inserción ocupacional con una significativa presencia en el servicio doméstico (prácticamente el doble que la que se observa en el total de mujeres), y en menor medida en el comercio y en la industria.

La distribución según nivel de calificación de la ocupación se asemeja más a la de las trabajadoras bolivianas.

Las condiciones de trabajo

Dadas las particularidades de la inserción laboral, una alta proporción de los trabajadores inmigrantes de países limítrofes y del Perú se encuentra trabajando bajo situaciones laborales desventajosas.

En efecto, como lo han ya mostrado numerosos trabajos en la Argentina (7), la probabilidad de que estos trabajadores se encuentren ocupados bajo condiciones precarias es significativamente más alta que la del conjunto de los trabajadores.

Sin embargo, debido a que la mayoría de los trabajos se realiza mediante datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), no arrojan resultados concluyentes en torno a las diferencias en la situación de los inmigrantes de diversas nacionalidades.

Como ya se alertara, los datos del censo de población se encuentran algo obsoletos, particularmente en lo que respecta a los aspectos laborales.

La recuperación económica, el mejoramiento de las condiciones de empleo sumado al proceso de regularización migratoria, posiblemente hayan tenido impactos positivos para los trabajadores, tanto nativos como inmigrantes.

Por ende es posible que los datos no expresen en forma certera la situación actual, aunque sí continúan siendo de utilidad para detectar diferencias relativas entre los grupos de inmigrantes de acuerdo a su origen nacional.

Un indicador usual de la precariedad laboral de los trabajadores se refiere a los aportes a la seguridad social.

El Cuadro 7 clasifica al conjunto de los ocupados de acuerdo a su situación jubilatoria, origen nacional y sexo. En relación a este aspecto las diferencias son bastante significativas: entre los varones prácticamente no se detectan diferencias entre el total de trabajadores y los provenientes de Chile y Uruguay. Todos ellos se encuentran sin duda en una mejor posición relativa en comparación con los trabajadores de Bolivia, Perú, y Paraguay. A algo más de la mitad de estos trabajadores no le descuentan ni aportan para su jubilación.

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(6) En cuanto a este último aspecto es posible que en un contexto de creciente participación económica de las mujeres de clase media haya generado también un aumento de la demanda de trabajadoras inmigrantes en los servicios domésticos.

(7) Ver Cortés y Groisman (2004); Maguid (1995); Cerrutti y Maguid (2007), Cerrutti y Bruno (2007); Maguid y Arruñada (2005).

En el caso de las mujeres, las trabajadoras inmigrantes presentan porcentajes de trabajo precario significativamente más elevados que sus pares varones, aún con los mismos orígenes nacionales.

Sin duda la alta representación de las trabajadoras en servicio doméstico en algunos de estos grupos de inmigrantes explica la alta incidencia de trabajo precario, aunque como puede detectarse, la falta de cobertura social se da en todos los grupos de inmigrantes con la excepción de las trabajadoras de origen uruguayo.

Es posible que los procesos recientes tanto de regularización migratoria como del trabajo en servicio doméstico hayan tenido un impacto positivo sobre las condiciones laborales de las trabajadoras inmigrantes.

Los ingresos de los inmigrantes limítrofes y del Perú

Hoy en día no existe en la Argentina una fuente de información que permita analizar en forma comparativa los ingresos que obtienen los inmigrantes de distintas nacionalidades en el mercado de trabajo. Por lo tanto tampoco es posible estimar la brecha de ingresos entre cada colectivo y con los trabajadores nativos, así como identificar sus determinantes.

En cambio, mediante la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) es posible efectuar dicho tipo de análisis para el conjunto de los inmigrantes limítrofes (pudiéndose también incluirse a quienes provienen de Perú) (8), aunque sin distinguir su origen.

En un trabajo reciente realizado por Cerrutti y Maguid (2007), las autoras examinan las condiciones laborales y de ingresos de los inmigrantes de países limítrofes y del Perú que residen en el Area Metropolitana de Buenos Aires.

Este estudio muestra que a pesar de la recuperación económica los inmigrantes mantienen una inserción relativamente marginal en el mercado de trabajo que se caracteriza por una fuerte concentración en sectores económicos con un mayor grado de informalidad y precariedad laboral (construcción, industria textil de confección y calzado, comercio al por menor y servicio doméstico).

Si bien, como se evidencia tanto en períodos expansivos como recesivos sus probabilidades de encontrarse ocupados son algo superiores a las de sus pares nativos, esto ocurre a expensas de tener que aceptar empleos no protegidos, de calificación operativa peor remunerados o en tareas no calificadas.

En promedio, las brechas de ingresos entre nativos y migrantes son elevadas, aunque son relativamente más bajas entre quienes tienen baja educación o realizan actividades no calificadas.

Esta situación sugiere que los sectores más deprimidos comparten condiciones de empleo y remuneración desfavorables independientemente de la condición migratoria.

Si bien el capital humano y las formas de inserción laboral contribuyen para explicar alrededor de la mitad de las diferencias en los ingresos promedios de migrantes y nativos, persiste una porción de la brecha que no puede ser atribuida a los factores mencionados.

Esta parte de las diferencias en los ingresos que no puede ser explicada por las características analizadas pueden ser tanto el producto de variables no observadas como de conductas discriminatorias hacia los migrantes.

Se pudo observar que las mujeres inmigrantes con niveles educativos medios y altos obtienen un rendimiento inferior que sus pares nativas en el mercado de trabajo local; y que la penalización derivada de una participación en segmentos informales del mercado laboral es aún mayor en el caso de las mujeres inmigrantes que entre las nativas.

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(8) El reducido tamaño de la muestra no permite efectuar análisis separadamente para cada origen migratorio.

V. LA INCORPORACION DE LOS INMIGRANTES EN LA SOCIEDAD ARGENTINA: CONDICIONES DE VIDA Y ACCESO A SERVICIOS

Las condiciones habitacionales: vivienda y hacinamiento

Los inmigrantes crecientemente eligen como lugar de destino preferido el Area Metropolitana de Buenos Aires. Algunos se inclinan por vivir en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lo que redunda en una reducción de gastos de transporte y en un acceso a una variada gama de servicios públicos.

Sin embargo, la oferta habitacional en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es reducida y más costosa, en comparación con otras áreas del país.

Enfrentados a esta situación, algunos inmigrantes (particularmente los que llegaron recientemente) optan por residir en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires pero pagando el costo de tener que hacerlo en viviendas inconvenientes.

La Encuesta Complementaria de Migraciones Internacionales (ECMI) incluye información que permite elaborar un panorama sobre la situación de vivienda y habitacional de hogares con inmigrantes bolivianos, paraguayos, chilenos y uruguayos.

Estos inmigrantes, como se verá, se encuentran en una situación bastante heterogénea.

Los inmigrantes bolivianos que residen en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires son quienes están en las circunstancias más precarias. Como lo indica el Gráfico 36, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires uno de cada cinco hogares con algún miembro de origen boliviano reside en una vivienda de tipo inconveniente (9).

Cabe mencionar que si se consideran sólo los hogares con migrantes relativamente recientes (10), dicha proporción asciende a un 31%.

La proporción de hogares con algún inmigrante paraguayo residiendo en una vivienda de tipo inconveniente, si bien es menor, también es más elevada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que en el conurbano bonaerense.

Entre ellos la precaria situación habitacional se vincula de igual manera con el tiempo de estancia en la Argentina, en otras palabras, entre los migrantes recientes que optan por residir en la Ciudad Argentina de Buenos Aires, la proporción de hogares en viviendas precarias es significativamente más alta (20%).

Resulta interesante destacar que las condiciones de vivienda de inmigrantes del Paraguay y de Bolivia en las áreas metropolitanas de las provincias fronterizas —es decir en Formosa y Posadas— en un caso y en San Salvador de Jujuy y Salta en el otro, son relativamente similares a las que gozan quienes residen en el Conurbano Bonaerense y sin duda mejores que aquellas ofrecidas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (ver Gráfico 36).

El acceso a los servicios de salud

De acuerdo a la nueva Ley de Migraciones en la Argentina los inmigrantes internacionales —cualquiera sea su situación— tienen acceso irrestricto a la asistencia pública a la salud a lo largo del territorio nacional (11).

Sin embargo, sólo una baja proporción de los inmigrantes de países limítrofes cuentan adicionalmente con una obra social o un plan pago de salud.

Esto se debe fundamentalmente a su situación socioeconómica y su limitado acceso a empleos de carácter regular o protegido que cumplan con la legislación laboral vigente.

Por dicho motivo, el porcentaje que tiene acceso a este tipo de medicina es bastante más bajo que en el total de la población de la Argentina, particularmente si se trata de inmigrantes provenientes de Perú, Bolivia y Paraguay. Así, por ejemplo, sólo alrededor de dos de cada diez inmigrantes bolivianos cuenta con obra social o plan de salud.

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(9) Vivienda inconveniente es una pieza de inquilinato, vivienda precaria u otro tipo, lo que excluye casa de departamento y rancho.

(10) Específicamente se refiere a hogares en los que el miembro de mayor antigüedad en la Argentina arribó al país a partir de 1990.

(11) El artículo 8° de la Ley de Migraciones N° 25.871 del 2004 señala al respecto: "No podrá negársele o restringírsele en ningún caso, el acceso al derecho a la salud, la asistencia social o atención sanitaria a todos los extranjeros que lo requieran, cualquiera sea su situación migratoria. Las autoridades de los establecimientos sanitarios deberán brindar orientación y asesoramiento respecto de los trámites correspondientes a los efectos de subsanar la irregularidad migratoria".

La situación no es la misma en el caso de inmigrantes chilenos y uruguayos quienes tienen un mayor acceso a la medicina privada o de obra social, seguramente debido a su mayor participación en empleos regulares y su mejor condición socioeconómica (Gráfico 37).

Vale la pena mencionar que tanto en este aspecto como en tantos otros, el tiempo de residencia en el país tiene un impacto positivo: en general los inmigrantes recientes se encuentran en peor situación relativa que aquellos que llevan más tiempo residiendo en la Argentina. Por ejemplo entre los inmigrantes de países limítrofes y del Perú que arribaron a la Argentina durante los cinco años previos al censo, sólo el 11% contaba con obra social o plan de salud al momento del relevamiento.

El acceso a la educación de los niños y adolescentes

Los niños y adolescentes constituyen un grupo relativamente minoritario en la población inmigrante limítrofe, el cual ha sido escasamente estudiado en la Argentina. Poco se conoce sobre sus características, estado y necesidades específicas.

Dada su corta edad y su condición de extranjeros, el tiempo de residencia en la Argentina no ha sido muy largo, por lo que es de suponer que en su mayoría se encuentran experimentando etapas de ajuste a la nueva realidad.

Uno de los aspectos centrales de la niñez y adolescencia se vincula al derecho a la educación.

En este sentido, y con independencia de su situación legal, la normativa migratoria vigente en la Argentina es clara al respecto y establece que todos los niños y jóvenes tienen derecho a asistir a establecimientos educativos públicos.

La asistencia a un establecimiento educativo no sólo constituye uno de los derechos humanos de los inmigrantes sino que, para la sociedad receptora, indica un proceso positivo de integración social del inmigrante.

Los datos disponibles indican que los inmigrantes que tienen hijos pequeños (menores de 14 años) residiendo en la Argentina los envían a algún establecimiento educativo sin ningún tipo de limitación.

Como puede apreciarse en el Gráfico 38, prácticamente la totalidad de los niños se encontraba asistiendo a la escuela al momento del relevamiento de la ECMI.

Ya en la etapa vital que corresponde normativamente a haber completado la primaria y estar cursando el nivel medio o superior, la tasa de asistencia de los inmigrantes se reduce considerablemente, aunque para algunos grupos es cercana al 50%.

En efecto, los jóvenes inmigrantes de Chile y de Bolivia entre 14 y 24 años de edad son quienes tienen las tasas de asistencia más elevadas (48.4% y 47.3%, respectivamente).

Contrariamente, el grupo que presenta las tasas de asistencia educativa más bajas es el de los inmigrantes paraguayos (34.4%).

En suma, si bien la cobertura a nivel de escolaridad primaria es prácticamente universal, resta bastante por hacer para mejorar la incorporación social de los adolescentes y jóvenes inmigrantes.

Una de las asignaturas pendientes es, por ende, promover el acceso y la permanencia de los adolescentes al nivel medio.

VI. EL PROCESO MIGRATORIO

Los motivos de la migración

Los motivos por los cuales los individuos deciden dejar sus países de origen y emprender un proceso migratorio de carácter internacional son variados.

En general se tiende a atribuir un peso central a las razones laborales o económicas. Sin embargo, si bien es relevante, este no es el único motivo, ya que los individuos emigran también para reunificarse con su familia, para estudiar, cuando pequeños siguiendo a los adultos a cargo, y por otras numerosas razones (12).

Asimismo, cuando se realizan trabajos cualitativos y se indagan en profundidad los motivos esgrimidos por los propios inmigrantes, también se pone de manifiesto que muy frecuentemente no es una sino varias las razones por las cuales se decide emigrar.

Hasta hace un par de décadas atrás, en los estudios de la migración internacional predominaba la idea de que los varones eran quienes emigraban en forma independiente en búsqueda de nuevos horizontes y que las mujeres eran seguidoras pasivas de las decisiones masculinas.

Es decir que entre ellos predominaban las razones laborales o económicas mientras que entre ellas las de reunificación familiar.

La introducción de una mirada más compleja sobre los procesos migratorios que involucran la dimensión de género, por una lado, y la creciente participación de la mujer en la migración, es decir la llamada feminización de la migración, por el otro, han cuestionado fuertemente estos supuestos.

La información relevada por la ECMI incluye una pregunta sobre la principal razón por la que los inmigrantes decidieron dejar su país de origen.

El Cuadro 8 presenta los resultados distinguiendo los motivos esgrimidos por mujeres y por varones que arribaron a la Argentina más recientemente y aquellos que lo hicieron antes de la década de los noventa.

Un primer patrón que se observa para todos los grupos y períodos considerados es el predominio de las razones laborales como principal motivo de la migración. Sin embargo, dicho motivo ha sido más frecuentemente aludido por varones que por mujeres.

Un segundo patrón se vincula con el momento de llegada. Tanto entre varones como entre mujeres que arribaron a la Argentina más recientemente la razón laboral cobra un mayor peso relativo (con la excepción de las inmigrantes de Uruguay).

En contraposición, disminuye la relevancia de haber migrado acompañando al adulto a cargo siendo menor.

Cabe mencionar que este cambio no necesariamente implica una modificación en los patrones migratorios, es decir que los inmigrantes estén llegando a la Argentina a edades diferentes de lo que lo hacían en el pasado. Tanto ayer como hoy una proporción significativa de ellos arriba a la Argentina antes de cumplir los 15 años (tal como se verá a continuación).

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(12) Por ejemplo en la literatura actual sobre género y migración se enfatizan aspectos de carácter afectivo y emocional como disparadores de la decisión migratoria. Asimismo, se ha mostrado que es frecuente que la migración femenina se de como producto de situaciones de violencia doméstica.

La mayor alusión al motivo laboral por parte de los inmigrantes recientes, aún entre quienes partieron siendo niños es posiblemente indicativa de una mayor claridad y conciencia sobre las razones que motivaron a los adultos a partir de su país de origen.

De hecho, cuando se examinan las razones que brindan las mujeres que arribaron a la Argentina teniendo 18 años o más (es decir excluyendo a los que llegaron cuando niños o adolescentes) la proporción que alude a motivos laborales (en lugar de reunificación familiar u otros motivos) se incrementa en forma significativa en las cohortes migratorias más recientes, en particular en los dos grupos con mayor dinamismo, es decir las inmigrantes de Bolivia y de Paraguay. Así, por ejemplo, mientras el 39% de las mujeres bolivianas que llegaron antes de 1990 a la Argentina siendo ya adultas aludieron motivos de migración vinculados a lo laboral, entre quienes llegaron a partir de 1990 la proporción asciende al 50%. Entre las mujeres paraguayas se observa una tendencia similar, aunque más moderada, ya que la motivación laboral siempre fue significativa entre ellas (pasa de concentrar del 56% al 59% de las entrevistadas).

Ello se debe fundamentalmente a que comparativamente la migración de mujeres paraguayas se caracteriza por ser más de carácter autónoma (Cerrutti y Gaudio, en prensa), mientras que la migración de las mujeres bolivianas tradicionalmente ha tenido un carácter más familiar (Balán, 1990 y Magliano, 2007).

Migración y familia

En la Argentina son escasos los estudios que analizan los vínculos entre migración y familia desde un punto de vista cuantitativo.

Dicho aspecto es particularmente relevante no sólo por sus implicancias en las dinámicas de los flujos y en su composición sino también por sus consecuencias a nivel social.

Quién, por qué y cuándo se migra —tanto en términos del ciclo de vida individual y del curso de vida familiar— repercute en cómo se conforman los colectivos migratorios en el lugar de destino. Asimismo tiene una serie de consecuencias en las comunidades de origen.

Una primera dimensión a analizar se vincula con la edad a la que los inmigrantes llegan a la Argentina.

En cierta medida, este rasgo es indicativo de la relevancia de la migración familiar o asociativa.

El Cuadro 9 presenta para cada colectivo migratorio la composición por edad a la migración discriminando el período de llegada de los inmigrantes a la Argentina.

Si bien en general se afirma que los inmigrantes tienden a partir por primera vez cuando jóvenes, llama la atención que de acuerdo a los datos de la ECMI, una proporción significativa de ellos migra cuando niños o en la temprana adolescencia, es decir antes de alcanzar los 15 años.

En efecto, dependiendo del colectivo migratorio, entre un 27% y un 40% de los inmigrantes limítrofes llegaron por primera vez a la Argentina en dichas edades.

Llama la atención esta elevada proporción y el hecho de que esta pauta no se ha modificado sustancialmente a lo largo del tiempo y que no se detectan diferencias de acuerdo al origen de los inmigrantes.

Cabe, por ende, alertar que esta información se refiere a los inmigrantes encuestados en la Argentina, es decir aquellos que han permanecido y no retornado (o fallecido).

Esta situación puede introducir un sesgo en el análisis, si es que quienes permanecen se distinguen de manera significativa de quienes retornan. En este caso específico, es dable esperar que quienes llegaron a la Argentina de pequeños sean quienes tuvieron más probabilidades de permanecer en la Argentina, y por lo tanto ser captados por la encuesta. De ser así, es posible que se esté sobredimensionando la migración a edades muy tempranas.

Dado que la gran mayoría de los inmigrantes encuestados arribó a la Argentina antes de cumplir los 25 años, no sorprende que al considerar con quien vivían estos inmigrantes antes de llegar a la Argentina, la enorme mayoría haya respondido que lo hacia con su padre o su madre.

En efecto, como muestra el Cuadro 10 más de las dos terceras partes de los entrevistados vivían con sus padres antes de partir. Sólo una minoría residía sólo con su cónyuge.

Si bien esta es una realidad bastante similar para todos los grupos de inmigrantes y con cierta independencia del sexo, son los inmigrantes paraguayos quienes en menor proporción residían con sus cónyuges antes de partir.

Este patrón, es decir la migración a edad temprana antes de la formación de la familia de procreación, sin duda parece ser el más recurrente.

La separación de familias de procreación en la que uno de los miembros de la pareja y sus hijos permanecen en el lugar de origen —propio de otros contextos migratorios— parece no estar tan difundido en la migración de países limítrofes a la Argentina.

En efecto, la proporción que declararon que convivían con sus hijos antes de partir es bastante reducida.

El Gráfico 40 así lo ilustra: aún en el grupo que sostuvo con mayor frecuencia que convivía con sus hijos antes de partir, es decir las mujeres provenientes de Uruguay, dicha proporción es bastante baja: una de cada cinco. Contrariamente, son los inmigrantes del Paraguay quienes declararon con menor frecuencia que convivían con sus hijos antes de partir.

Resulta interesante resaltar que para todos los grupos de inmigrantes, son las mujeres quienes en mayor proporción señalan que tenían hijos antes de emprender su primera migración.

La maternidad a larga distancia

A nivel internacional, la feminización de la migración internacional y la mayor incidencia actual de la migración femenina independiente (en contraposición a la migración de carácter familiar o asociativo), están generando un debate en torno a las familias transnacionales y particularmente sobre la llamada "maternidad a larga distancia", es decir la separación de madres e hijos pequeños como producto de la migración.

Los estudios llaman la atención sobre este fenómeno particular, y muchos lo vinculan con la conformación a nivel internacional de "cadenas globales de cuidados".

Mediante este concepto se alude a la migración laboral de mujeres que se insertan en el sector de los servicios personales (particularmente de trabajo doméstico, cuidado de niños y de ancianos) en países que otorgan más posibilidades que los de origen.

De este modo, se llega a la paradoja de que son las madres inmigrantes quienes se hacen cargo de las tareas domésticas en hogares de otras mujeres trabajadoras.

En este proceso, los niños de los países pobres son quienes deben pagar el precio de un cuidado maternal a larga distancia.

Es prácticamente nulo el conocimiento que se tiene de este fenómeno entre los distintos grupos migratorios a la Argentina.

Afortunadamente la ECMI efectuó una pregunta que permite en alguna medida estimar la relevancia de este fenómeno entre las inmigrantes en la Argentina. A todas las mujeres inmigrantes de 18 años y más que contestaron la encuesta se les preguntó si tienen hijos o hijas menores de 14 años residiendo en otro país.

Para conocer la dimensión del fenómeno la estimación se realizó solamente entre los dos grupos que crecieron recientemente incluidos en la ECMI, es decir inmigrantes bolivianas y paraguayas. (13)

La proporción de madres a larga distancia se realizó tomando en consideración a todas las madres entre 18 y 45 años de edad que habían arribado recientemente a la Argentina (es decir cómo máximo siete años previo al relevamiento de la ECMI).

Llama la atención la baja proporción de madres inmigrantes que tienen hijos menores de 14 años que residen en el país de origen.

Entre las mujeres de origen boliviano dicha proporción es del 8%. Si bien en el caso de las inmigrantes paraguayas la proporción es significativamente más elevada (22%), es bastante más baja de lo esperado.

Este resultado genera una serie de interrogantes sobre las características de los procesos inmigratorios a la Argentina en contraposición a otras migraciones (en general hacia países desarrollados), en las que se detecta una incidencia más elevada de este preocupante fenómeno.

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(13) Se excluyeron del análisis inmigrantes de origen chileno y uruguayo dado el bajo número de casos de mujeres inmigrantes recientes y que cumplen con los criterios utilizados en la estimación.

A MODO DE SINTESIS

El presente diagnóstico tuvo como objetivo general describir a la población extranjera en la Argentina, particularmente de los colectivos inmigratorios más numerosos y dinámicos en la actualidad, en función de sus rasgos demográficos y socioeconómicos.

De este modo se presentan aspectos vinculados a la dinámica y proceso migratorio, perfiles individuales, incorporación al mercado de trabajo argentino y condiciones de vida de los inmigrantes de países limítrofes y del Perú.

Los aspectos más salientes en cuanto a la dinámica de la migración a lo largo de las últimas dos décadas son:

• El peso relativo de la población extranjera en la Argentina es relativamente bajo (y continúa descendiendo).

• Como resultado de dos dinámicas inmigratorias contrapuestas (la migración ultramarina y la regional), el peso relativo de los inmigrantes de países limítrofes y del Perú ha continuado incrementándose.

• Aún entre las corrientes inmigratorias regionales se detectan evoluciones muy diferenciadas de acuerdo al origen de los inmigrantes: la inmigración de Chile y de Uruguay prácticamente se estanca, mientras crece la de Perú, Bolivia y Paraguay.

• Estas diferentes evoluciones tienen impactos en otra serie de características de los inmigrantes, por ejemplo en sus perfiles etareos: la estructura por edad de los grupos más dinámicos es significativamente más joven. Asimismo, son los grupos más dinámicos los que exhiben más claramente un proceso de feminización de la migración.

• Los inmigrantes muestran crecientemente una preferencia residencial por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense.

• Como contrapartida, la proporción de inmigrantes limítrofes que se localizan en provincias fronterizas es muy baja (los chilenos constituyen la única excepción). Asimismo los perfiles de los inmigrantes en zonas fronterizas son significativamente diferentes, presentan estructuras de edad más envejecidas y niveles educativos más bajos.

• Los inmigrantes de Bolivia, Paraguay y Perú en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en el Conurbano Bonaerense se encuentran segregados espacialmente, es decir se concentran en ciertas áreas geográficas específicas. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires las condiciones habitacionales de estos inmigrantes son deficientes, en particular entre quienes arribaron más recientemente a la Argentina.

• Los perfiles educativos de los inmigrantes de países limítrofes continúan siendo más bajos que los de la población total de la Argentina, en particular entre quienes provienen de Bolivia y de Paraguay. Sin embargo, extranjeros de otros países de América Latina tienen niveles educativos promedio significativamente más elevados.

• La inserción laboral de los inmigrantes de países limítrofes y del Perú continúa siendo más desventajosa que la de los nativos, particularmente entre las mujeres. Predominan la inserción en nichos característicos de actividad y un alto grado de precariedad. Sin embargo hay diferencias notorias de acuerdo al origen: son los y las trabajadoras del Perú, Bolivia y Paraguay quienes se encuentran en las peores condiciones.

Finalmente, en cuanto al proceso migratorio y a los vínculos entre migración y familia se puso de manifiesto que:

• La principal motivación de los inmigrantes para haber dejado sus países fue la laboral. Entre las mujeres ésta razón es también la más significativa y ha ido cobrando mayor relevancia.

• Los inmigrantes de países limítrofes han llegado a la Argentina mayormente cuando eran jóvenes.

• Consecuentemente, una alta proporción de ellos y ellas no había conformado aún sus familias de procreación antes de partir. Mayormente residían con sus padres y sólo una minoría tenía cónyuge e hijos.

• Si bien son numerosas las mujeres inmigrantes limítrofes que ya son madres, es bastante baja la proporción de quienes tienen a sus hijos en el país de origen (madres a larga distancia). Esta práctica es muy poco común entre las mujeres de origen boliviano y más difundida entre aquellas de origen paraguayo.

Si bien la incorporación de los inmigrantes en la sociedad argentina es compleja y obedece a una serie de aspectos sociales, económicos y culturales, sin duda también depende del estatus legal.

Por mucho tiempo en la Argentina predominó una política inmigratoria de carácter restrictivo hacia los inmigrantes de países limítrofes.

Los inmigrantes en situación irregular con mayor frecuencia son quienes sufren de mayores abusos y atropellos en la sociedad receptora.

No es infrecuente que sus derechos sean violados y que no puedan defenderse de manera adecuada.

Con la sanción de la nueva Ley de Migraciones y el operativo "Paria Grande" iniciado en el 2006, se inicia una etapa promisoria, al menos en términos normativos. Es dable esperar que la situación de vulnerabilidad de los inmigrantes se vea mejorada a partir de este proceso de regularización.

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